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.A todos guarda, y sólo se descuentaEn intereses, que litiga armado,La libertad república fomentaDe la propia seguro y descuidado:Así, cuando la pérdida sangrientaVió en Tesalia, y sin fuerzas derramadoDe su ejército el último residuo,Le convocó, le solidó individuo.Y le ausentó sagaz del victoriosoCésar, que a su veloz imperio aspira,Y en mil naves a un tiempo el mar piadosoLes abrió paso y recibió en Corcira:Huyen, pues, en tropel tan numeroso168L A F A R S A L I AHoy sus bajeles, que a Neptuno admira,Porque jamás por accidente esquivoSe vió número tanto fugitivo.Ya el promontorio alcanzan de Malea,Y las fauces de Ténaro infernales,A dos islas Cretense y CitereaSe adelantan con vientos boreales:Luego la cumbre montaraz DicteaVen, y de Fico humildes arenales;Hasta que les descubre más seguroAbrigo en Libia el puerto Palinuro."¡Oh fiel piloto del mejor troyano,No sólo Italia con tu nombre honoraSus puertos, que aun remoto el africanoCon igual seña tu infortunio llora!"Allí surgieron, y en el, golfo canoVieron distantes con adversa proraDos leños ocurrir, y a solos éstos,En la armada capaz temen opuestos.Tanto humilla los ánimos y agravaEl estado infelice; tan ligeraLa actividad de César los turbaba,Que en lo imposible su memoria altera:Así en todo bajel que divisaba169MA R C O A N N E O L U C A N OLa fugaz flota al enernigo espera,Y cuando intenta resistir sus pasos,Tantos Césares juzga como vasos.Son de Sexto y Cornelia estos que ahoraMira, y los teme con errado espanto;Reliquias Sexto que en Egipto adora,No olvida y crece al sentimiento el llanto;Pero al dolor Cornelia más deudora,Menor juzga el sentir si llora tanto;Compadece mayor lamento y luto,Suspensa en raptos de un silencio enjuto.Primero a fuerza de gemidos pudoEntretener sus velas en los mares,Cuando Codro a Pompeyo en el desnudoMargen dió entierro y a su nombre altares:La llama pobre con carácter rudoEscribió el aire en humos circulares,Donde el caso leyó Cornelia atentaPiedad de Codro, si del Magno afrenta.Advirtió la infeliz que alguna manoNo ingrata aquel ofició al cuerpo ofrece,Por su deslustre le culpó, aunque humano,Por benigno le envidia y le agradeceLamenta las cenizas, cuando en vano170L A F A R S A L I ARecuperar sus prendas apetece;Antes lloraba la impiedad traidora,La piedad ya del monumento llora.A las provincias que venció gloriosoSu Pompeyo, la egipcia ha preferido,Dala todo el afecto, y con forzosoCelo su industria a amar lo aborrecido:Fue de mil tierras poseedor su esposo,De esta sola es el mismo poseído;Es la maldad motivo que se estimenEstas riberas, hoy las honra el crimen.Después que al fiero mar y al hierro agudoPidió muerte veloz Cornelia en vano,Por espaciarla en el dolor desnudo,A inhumano sentir dió el pecho humano;Y de la obscura nave al centro mudoRigió como a sepulcro el pie liviano,Donde a sus brazos los tormentos llama,Y del consorte en vez tristezas ama.La imagen de Pompeyo sangrentadaTenaz guarda en el ánimo esculpida;El filo allí de la tremenda espadaAun ve girar con furia repetida,De frenético pasmo apoderada,171MA R C O A N N E O L U C A N OSólo para sentir padece vida;Y en esa misma aun exagera alientosPor lograr penas y gozar tormentos.No al hierro ya, no al lazo o precipicioPide el favor que del rigor espera;Juzga en sus penas generosas vicio,Que con pretexto de aliviarlas muera;Niega a instrumento ajeno el sacrificioQue debe el alma; indignidad pondera,Que oficiar muerte en el mayor contrasteEl metal pueda y el dolor no baste.Funesto velo cubre su cabeza,Ni lugar muda ni asistencia alcanza;No encarga a su bajel la ligereza,Ni del mismo agradece la tardanza;Bien que anhela marítima aspereza,Y naufragio interpreta la bonanza;Aplican todos a benigna estrellaTranquilidades, y borrascas ella.Sus libres naves del egipcio sueloHuyeron a la Libia despoblada,En cuyos mares hoy nuevo receloLes fue y engaño de Catón la armada:Reconócense al fin, y al grato cielo172L A F A R S A L I AAlzan clamor por la feliz jornada;Que en trances de fortuna tan violentaMínimo gozo como grande alienta.Sigue a Catón aquel que en sucesivoCombate a César rendirá trofeoEn la postrada suerte y nombre altivo,Sucesor de Pompeyo el fuerte Gneo:En batel breve se adelanta activo,Y el veloz curso es tardo en su deseo;Las dos naves encuentra y las saluda,Y presto inquiere lo que teme y duda.[mano!Vió a Sexto, y dijo con temblor: "¡Oh her¿Tú me recibes? ¿No mi padre? ¿DimeSi el Magno vive, o la porción de humanoCayó con ella lo imperial sublime?"Así pregunta; que el temor no en vano,Ya con recelos le turbó y le oprime,Cuando en sollozo de dolor modestoOye el severo desengaño a Sexto [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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.A todos guarda, y sólo se descuentaEn intereses, que litiga armado,La libertad república fomentaDe la propia seguro y descuidado:Así, cuando la pérdida sangrientaVió en Tesalia, y sin fuerzas derramadoDe su ejército el último residuo,Le convocó, le solidó individuo.Y le ausentó sagaz del victoriosoCésar, que a su veloz imperio aspira,Y en mil naves a un tiempo el mar piadosoLes abrió paso y recibió en Corcira:Huyen, pues, en tropel tan numeroso168L A F A R S A L I AHoy sus bajeles, que a Neptuno admira,Porque jamás por accidente esquivoSe vió número tanto fugitivo.Ya el promontorio alcanzan de Malea,Y las fauces de Ténaro infernales,A dos islas Cretense y CitereaSe adelantan con vientos boreales:Luego la cumbre montaraz DicteaVen, y de Fico humildes arenales;Hasta que les descubre más seguroAbrigo en Libia el puerto Palinuro."¡Oh fiel piloto del mejor troyano,No sólo Italia con tu nombre honoraSus puertos, que aun remoto el africanoCon igual seña tu infortunio llora!"Allí surgieron, y en el, golfo canoVieron distantes con adversa proraDos leños ocurrir, y a solos éstos,En la armada capaz temen opuestos.Tanto humilla los ánimos y agravaEl estado infelice; tan ligeraLa actividad de César los turbaba,Que en lo imposible su memoria altera:Así en todo bajel que divisaba169MA R C O A N N E O L U C A N OLa fugaz flota al enernigo espera,Y cuando intenta resistir sus pasos,Tantos Césares juzga como vasos.Son de Sexto y Cornelia estos que ahoraMira, y los teme con errado espanto;Reliquias Sexto que en Egipto adora,No olvida y crece al sentimiento el llanto;Pero al dolor Cornelia más deudora,Menor juzga el sentir si llora tanto;Compadece mayor lamento y luto,Suspensa en raptos de un silencio enjuto.Primero a fuerza de gemidos pudoEntretener sus velas en los mares,Cuando Codro a Pompeyo en el desnudoMargen dió entierro y a su nombre altares:La llama pobre con carácter rudoEscribió el aire en humos circulares,Donde el caso leyó Cornelia atentaPiedad de Codro, si del Magno afrenta.Advirtió la infeliz que alguna manoNo ingrata aquel ofició al cuerpo ofrece,Por su deslustre le culpó, aunque humano,Por benigno le envidia y le agradeceLamenta las cenizas, cuando en vano170L A F A R S A L I ARecuperar sus prendas apetece;Antes lloraba la impiedad traidora,La piedad ya del monumento llora.A las provincias que venció gloriosoSu Pompeyo, la egipcia ha preferido,Dala todo el afecto, y con forzosoCelo su industria a amar lo aborrecido:Fue de mil tierras poseedor su esposo,De esta sola es el mismo poseído;Es la maldad motivo que se estimenEstas riberas, hoy las honra el crimen.Después que al fiero mar y al hierro agudoPidió muerte veloz Cornelia en vano,Por espaciarla en el dolor desnudo,A inhumano sentir dió el pecho humano;Y de la obscura nave al centro mudoRigió como a sepulcro el pie liviano,Donde a sus brazos los tormentos llama,Y del consorte en vez tristezas ama.La imagen de Pompeyo sangrentadaTenaz guarda en el ánimo esculpida;El filo allí de la tremenda espadaAun ve girar con furia repetida,De frenético pasmo apoderada,171MA R C O A N N E O L U C A N OSólo para sentir padece vida;Y en esa misma aun exagera alientosPor lograr penas y gozar tormentos.No al hierro ya, no al lazo o precipicioPide el favor que del rigor espera;Juzga en sus penas generosas vicio,Que con pretexto de aliviarlas muera;Niega a instrumento ajeno el sacrificioQue debe el alma; indignidad pondera,Que oficiar muerte en el mayor contrasteEl metal pueda y el dolor no baste.Funesto velo cubre su cabeza,Ni lugar muda ni asistencia alcanza;No encarga a su bajel la ligereza,Ni del mismo agradece la tardanza;Bien que anhela marítima aspereza,Y naufragio interpreta la bonanza;Aplican todos a benigna estrellaTranquilidades, y borrascas ella.Sus libres naves del egipcio sueloHuyeron a la Libia despoblada,En cuyos mares hoy nuevo receloLes fue y engaño de Catón la armada:Reconócense al fin, y al grato cielo172L A F A R S A L I AAlzan clamor por la feliz jornada;Que en trances de fortuna tan violentaMínimo gozo como grande alienta.Sigue a Catón aquel que en sucesivoCombate a César rendirá trofeoEn la postrada suerte y nombre altivo,Sucesor de Pompeyo el fuerte Gneo:En batel breve se adelanta activo,Y el veloz curso es tardo en su deseo;Las dos naves encuentra y las saluda,Y presto inquiere lo que teme y duda.[mano!Vió a Sexto, y dijo con temblor: "¡Oh her¿Tú me recibes? ¿No mi padre? ¿DimeSi el Magno vive, o la porción de humanoCayó con ella lo imperial sublime?"Así pregunta; que el temor no en vano,Ya con recelos le turbó y le oprime,Cuando en sollozo de dolor modestoOye el severo desengaño a Sexto [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]